El ejercicio físico, la nueva herramienta contra el cáncer
Jesús Sutil Jiménez
10/10/20244 min read
El cáncer es una de las principales causas de mortalidad a nivel mundial, con millones de casos diagnosticados cada año. A pesar de los avances significativos en la detección temprana, el tratamiento y la investigación, sigue siendo una enfermedad compleja y multifactorial que afecta a personas de todas las edades y géneros. En la actualidad, los avances en la oncología incluyen enfoques más personalizados y precisos, como la inmunoterapia y la terapia dirigida, que han mejorado considerablemente las tasas de supervivencia y la calidad de vida de los pacientes.
Sin embargo, no solo los tratamientos médicos son cruciales; el estilo de vida, incluyendo el ejercicio físico, juega un papel vital en la prevención y en el apoyo durante y después del tratamiento. La investigación muestra que el ejercicio regular puede reducir el riesgo de desarrollar ciertos tipos de cáncer y también mejorar los resultados en personas que ya están luchando contra la enfermedad.
En los últimos años, aparece el ejercicio físico como uno de los principales aliados para prevenir y luchar contra la enfermedad. Numerosos estudios respaldan la idea de que la actividad física puede no solo prevenir cierto tipo de cáncer, sino también mejorar la calidad de vida y los resultados clínicos durante el tratamiento.
En prevención, la evidencia científica sugiere que el ejercicio físico regular puede reducir el riesgo de cáncer entre un 20% y un 30%. Las razones tras este efecto son diversas.
Composición corporal. El sobrepeso y la obesidad están relacionados directamente con un mayor riesgo de desarrollar varios tipos de cáncer. El ejercicio junto con la nutrición y hábitos de vida ayudan a mantener un peso saludable.
Regulación hormonal. El ejercicio físico ayuda a regular los niveles de diferentes hormonas muy relacionadas con el cáncer como la insulina o los estrógenos.
Mejora del sistema inmune. La práctica habitual de ejercicio físico fortalece el sistema inmune, aumentando la capacidad de nuestro cuerpo para combatir la proliferación de células cancerosas.
Reducción de la inflamación. La inflamación crónica es un factor muy importante en el riesgo de sufrir algunos tipos de cáncer, con el ejercicio y sus propiedades antiinflamatorias podemos ayudar a reducir esta inflamación y por consiguiente el riesgo de padecer la enfermedad
Como hemos comentado el ejercicio físico no solo forma parte de la prevención, los últimos estudios demuestran que el ejercicio físico desempeña un papel fundamental en el tratamiento y recuperación de la enfermedad. Podemos hablar de múltiples beneficios, entre ellos encontramos:
Mejora la calidad de vida. El ejercicio ayuda a aliviar síntomas como la fatiga, capacidad cognitiva y percepción de sí mismo en cuanto a la enfermedad, mejorando así el bienestar general del paciente.
Mantenimiento de la masa muscular. La pérdida de masa muscular es uno de los síntomas más comunes en los pacientes con cáncer durante el tratamiento. Con el ejercicio físico reducimos la pérdida de la masa muscular y, por lo tanto, dotando al paciente de más fuerza muscular.
Autonomía. La ganancia de fuerza y movilidad que el paciente puede adquirir con el ejercicio físico le proporciona mayor autonomía y puede acelerar el proceso de recuperación y función física en general.
Es importante destacar dentro de este apartado que la introducción y planificación de cualquier tipo de ejercicio físico durante tratamiento, debe ser de manera segura y siempre llevada a cabo por profesionales del ejercicio físico y la salud, además de la supervisión y visto bueno del equipo médico. El plan de entrenamiento debe estar siempre planificado y programado para las capacidades y limitaciones individuales del paciente.
En definitiva, gracias a los últimos estudios y avances en ciencias del deporte, podemos concluir que el ejercicio físico es un factor diferencial en la prevención y el tratamiento del cáncer en la actualidad. Ofreciendo a la población y a los pacientes de cáncer un amplio abanico de beneficios para mejorar la calidad de vida y reducir el riesgo de recurrencia.
El ejercicio físico es el único tratamiento sin ningún efecto secundario
REFERENCIAS
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